Hace un tiempo, relativamente poco, decidí lanzarme. Decidí que era el momento de empezar a experimentar y a crear desde mi centro, desde mi esencia. Tenía claro lo que quería hacer y aunque aún no sabía muy bien cómo ni exactamente cuándo, me levanté del sofá y empecé a caminar hacia allí.
Lo que motivó el cambio fue que empecé a tener una relación diferente con el miedo. Estoy avanzando por sendas desconocidas, adentrándome en la oscuridad y charlando con mis demonios. Y, por si te lo preguntas, sí he sentido miedo, sigo temiendo y ¿sabes qué? No me digas que no tenga miedo.
El Miedo Es Mi Maestro
Cuando acepté que sentía miedo, cuando dejé de negarlo y le miré directamente a los ojos, comprendí que el miedo en realidad es mi maestro.
Sin mi miedo al rechazo no habría comprendido que la única aprobación que tengo que buscar es la que proviene de mí misma; sin mi temor al abandono jamás habría sabido que el primer y último amor que debo hallar ya existe en mí.
Si nunca hubiese temido el pasar por esta vida sin sacarle todo el partido, nunca me habría ocupado de conocer más acerca de los misterios de la vida, de mí misma y de mi papel como ser humano en este planeta. Si nunca hubiera temido el peso del juicio externo sobre mi persona, no me habría interesado reconocerme y respetarme en todas mis facetas, honrar mi existencia tal cual fue y es aquí y ahora.
No me digas que no tenga miedo porque es entonces cuando empiezo a temer al propio miedo. Y he aprendido que sólo cuando dejas de resistirte a algo puedes experimentar la paz y, desde ahí, recibir la sabiduría que habita en todo lo que es, incluido en el miedo.
El Miedo Saludable
No me digas que no tenga miedo porque sin él, en alguna ocasión mi vida habría corrido peligro. Me ha mantenido alerta y lista para reaccionar con destreza y prontitud cuando más lo he necesitado. De hecho, el miedo es una ventaja evolutiva ya que nos permite una rápida evaluación del entorno para dar respuesta adecuada en caso de que nuestra supervivencia física esté en peligro. El miedo te ayuda a detectar amenazas y a actuar con prudencia y sensatez.
Pero por favor, no confundas este miedo adaptativo y saludable con ese otro que te paraliza y te impide ir más allá de lo que has dado hasta ahora. Por favor, no escuches esas voces que se empeñan una y otra vez en decirte que no puedes, que no lo vas a conseguir, que es muy arriesgado y que no darás la talla…
No te quedes atrapado en esos miedos que te hacen viajar a futuros imaginarios, inexistentes, para que veas todo lo que podría salir mal y así decidas quedarte donde estás. Esto se llama pánico y nada tiene que ver con el miedo que asegura tu supervivencia y te hace evolucionar como ser humano. Como dice Mario Alonso Puig: “el enemigo no es el miedo, es el pánico”.
Es Momento de Avanzar
Cuando sea momento de ir un paso más allá, de trascender y evolucionar, ahí estará el miedo, esperándote. Y no te espera para fastidiarte, no, eso es tan sólo la interpretación que hace tu ego. El problema real no es sentir miedo sino el juicio que hace tu ego de ese miedo.
Si comienzas a ver el miedo, por ejemplo, como la “notificación” de que es el momento perfecto para que des más de ti, perderá ese matiz limitante y dejará de producirte las incómodas sensaciones corporales que te produce ahora.
¿Por qué negar el miedo? Sé que soy más que este cuerpo y también sé que aquí en la tierra soy de carne y hueso, tengo emociones y siento. Tener miedo, como sentirse alegre o melancólico, es parte de mi humanidad.
No, no me digas que no tenga miedo, no me digas que lo niegue y que luche contra él. Voy a reconocerlo, voy a ser consciente de que me informa de mi mundo interno y, a partir de ahí, voy a darle el significado y la función evolutiva que yo elija para hacerme brillar en toda situación que viva.
Más sabia, más creativa, más saludable, más paciente, más compasiva, más resiliente… En definitiva, más. He conseguido que el miedo me dé mucho más.
El secreto está en dejar de temer al miedo, en mirarle de frente y decirle: “hola, aquí estás, ¿qué vienes a mostrarme?”.
No le juzgues, tan solo es una emoción con una determinada frecuencia de vibración. Si es bueno o malo es una valoración subjetiva, una percepción humana. Cambia tu percepción del temor, cambia la forma en la que piensas sobre él y nunca más te paralizará; al contrario, te ayudará a volar más alto.
Los Cobardes Tienen Miedo
Y los valientes también; la única diferencia es que el «cobarde» es manejado por sus pensamientos acerca del miedo mientras que el «valiente» ha aprendido a usar su mente y sabe sumergirse en eso que llamamos temor, lo observa, aprende de él y sigue avanzando.
En todo eso que «no nos gusta» a los seres humanos es donde está el aprendizaje y donde encontramos las herramientas y las capacidades que necesitamos para llegar donde queremos. En todo lo que consideramos subjetivamente malo u oscuro; en la tristeza, en la rabia, en el miedo… Adentrándonos en el océano de lo desconocido moriremos un poco, dejaremos atrás lo que éramos para empezar a navegar con nueva información y así vivir nuevas aventuras. Por tanto, en definitiva, esa muerte es en realidad un renacer.
Todo proceso evolutivo implica hacer las paces con la incertidumbre, con todo eso que la mente no abarca y no puede racionalizar. Así que sé valiente y ten miedo; déjalo ser y estar e intégralo. Verás que todo empieza a cambiar y, al final, el miedo en tu vida sólo tendrá esa función adaptativa de la que te hablaba más arriba.
Hola miedo, yo te reconozco. Estoy preparada para el próximo salto. Vamos allá.
¿Cuál es tu relación con el miedo? ¿Lo ves como algo a lo que hay que resistirse o tratas de dejarlo estar y usarlo a tu favor? Cuéntame, estoy deseando saber cuál es tu visión 😉
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