Sí, las cosas más mágicas ocurren en la oscuridad, en tiempos difíciles, cuando las circunstancias se vuelven más duras y la tristeza ahoga. Es justo ahí, cuando parece que la esperanza se agota y no hay más luz que la de una cerilla, cuando en realidad puede suceder lo imposible.
Seguro que aunque solo sea una vez en tu vida, has salido reforzado de alguna situación difícil. De los momentos de melancolía surgen las melodías más bellas; del amargo desamor nacen los versos más hermosos; es la más atenazadora de las desesperanzas la que nos regala la resiliencia.
Yo vivo en un lugar del mundo en el que la mayor parte del tiempo el cielo está gris, las nubes casi se pueden tocar y la oscuridad, más que la excepción, es la norma. Y es precisamente aquí donde me han ocurrido las cosas más maravillosas porque esa oscuridad me hizo encender la luz; la luz de ahí fuera, la luz de los demás y, sobre todo, la luz dentro de mí. Las largas noches, el desorden afectivo-estacional y unos ciclos de sueño un tanto desordenados han dado para mucho. Primero para una serie de emociones y sensaciones corporales no muy agradables: melancolía, tristeza, cansancio extremo, glotonería…
Pero luego decidí que iba a ser yo la que le diera dirección a su vida y no cualquier factor externo. No me iba a dejar llevar, todo lo contrario, sacaría lo mejor de la situación que estaba viviendo. Así que me adentré, temblorosa pero valiente, en toda esa oscuridad y, para mi sorpresa, allí estaban todas las herramientas, respuestas y soluciones que necesitaba para mi siguiente paso en mi ruta evolutiva. Desarrollé mi creatividad sobremanera; dejé de buscar y decidí cuáles eran mis propios propósitos; y reconozco una apreciación por todo lo que me rodea y por el simple hecho de estar viva que antes no tenía.
Donde no hay reto que afrontar, no hay crecimiento. Si no surgieran todo eso que los humanos valoramos como “dificultades, obstáculos, penas y/o problemas” jamás sabríamos de lo que somos capaces. Y no se trata de pasar por esta vida como si nunca nada hubiera ocurrido; yo, al menos, lo tengo claro: se trata de que evolucione, de que me vaya mucho más sabia de lo que llegué, de que le saque todo el jugo a la experiencia y de que con ello contribuya -a mi manera- a dejar este sitio un poco mejor de lo que me lo encontré.
Lo Que Nada Externo Te Puede Robar: Actitud y Decisión
En el pasado, en alguno de mis momentos más difíciles opté por dejarme llevar por las circunstancias y el resultado no fue precisamente positivo. Sin embargo, en otras ocasiones igualmente complicadas, como la que te acabo de contar, salí reforzada de todo lo que viví: más segura de mi misma, más esperanzada, con muchas más habilidades y confiando mucho más en el proceso de la vida. Lo que marcó la diferencia lo tengo claro: ACTITUD.
Mi actitud hacia quién soy yo y lo que soy capaz de hacer con todo lo que me ocurre cambió de forma radical. Esa fue mi DECISIÓN; decidí que yo siempre hago lo mejor de cada situación, que pase lo que pase siempre tengo una idea que me impulsa, que confío en mí sin reservas para hallar el modo de ponerlo todo a mi favor. En definitiva: empecé a valorarme y a creer en mí hasta el final. Y eso ya jamás cambiará.
Así que te pido por favor que, cuando llegue uno de esos momentos que valorarás como “oscuros”, confíes en ti y en que vas a estar bien pase lo que pase. Ten fe porque precisamente ese momento llega para hacerte brillar con más fuerza. No importa cuándo dejaste de creer en ti, lo que importa es que cuando, en una de esas circunstancias más duras te sorprendas a ti mism@ pensando que no lo superarás, seas consciente de ese pensamiento, lo aceptes sin resistirte a él y, en cuanto te veas con fuerza, lo cambies por “yo puedo, yo lo merezco y lo tengo porque yo YA lo SOY TODO”.
No se trata de reprimir tus emociones cuando te veas en una circunstancia “desagradable”; al contrario, vive esa emoción, siéntela y desahógate, qué menos. Pero una cosa es darte el permiso para sentir y otra muy distinta es recrearse en lo que duele. Así que grita, llora, golpea un cojín o lo que te haga falta y luego sécate las lágrimas, respira hondo y decide que encontrarás el modo de brillar porque tú siempre haces lo mejor de cada situación.
No estás aquí por casualidad, viniste a hacer de tu vida exactamente lo que tu corazón te grita. Abraza esa tristeza, esa desazón, esa decepción, ese desamor, esa melancolía… Dile “hola” a esa oscuridad y pregúntale qué viene a enseñarte. Te aseguro que te sorprenderás de todo lo que aprendes (y de todo lo que vas a lograr con tal aprendizaje).
Porque si no existieran los días grises y lluviosos no sabría apreciar la luz del sol; porque sin haber fallado antes no habría éxitos que celebrar; porque gano si antes he perdido; porque para coger impulso primero he de retroceder. Porque sí, porque la magia ocurre en la oscuridad.
Feliz y fructífera travesía por el lado oscuro 😉
Luz
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