¿Nuevo Año, Vida Nueva? ¡Sí!
Asoma un nuevo año y con él nuestras mejores intenciones para mejorar o cambiar determinados aspectos de nuestra vida. Pero, ¿cuántas veces has logrado de verdad todo aquello que te propusiste para el año que entraba? Quizás conseguías tachar una o dos cosas de una lista de 10 propósitos, con la consiguiente frustración y sentimiento de culpabilidad que eso te producía. A mí me pasaba esto hasta hace unos años.
Pero conocí el coaching, la cosmovisión andina, las nuevas teorías de la física cuántica y los maravillosos escritos de Eckhart Tolle, entre otros. Desde entonces, he ido haciendo realidad todas aquellas cosas que se me estuvieron resistiendo durante años.
¿Demasiado bonito para ser cierto? Yo hablo desde mi propia experiencia: durante mucho tiempo me esforcé lo indecible para conseguir cosas y estados que nunca llegaron; y sin embargo, en los últimos cinco años todo se ha ido manifestando, más pronto o más tarde, exactamente como esperaba o como nunca lo hubiera imaginado, pero todo ha ido llegando.
¿Y Cómo Se Hace? ¡Yo También Quiero!
Uno de los principales motivos por los que no acertamos en nuestras resoluciones es que no hemos indagado lo suficiente en algo: ¿por qué a pesar de mis mejores intenciones y de todo el esfuerzo que estoy dispuest@ a hacer, no consigo lo que deseo? Nos
centramos en nuestros propósitos y pensamos constantemente en lo que queremos (“quiero un coche nuevo”, “quiero tener un trabajo mejor”, «quiero superar este miedo»…) pero no analizamos por qué no estamos llegando allí. Atribuimos nuestro fracaso (aunque esta palabra es matizable) a causas externas como la crisis, el vecino que me tiene manía, la suerte o el azar y nos convertimos en meras marionetas del mundo exterior, como si todo estuviese escrito y tú, como buen títere, no pudieras hacer nada dado que tu existencia no es tuya, no te pertenece a ti sino a algo desconocido que ya ha decidido tu destino.
¿Recuerdas el artículo anterior, en el que te hablaba de la física cuántica y el coaching? En él te hablaba de cómo los últimos descubrimientos en el ámbito de la física cuántica desafían el paradigma newtoniano de la dualidad, el cual recogía la formulación cartesiana de la separación radical entre mente y cuerpo o que, en otras palabras: la realidad, sea observable o no, “puede ser conocida en sí misma al margen de toda interpretación o aporte de la mente humana, lo cual garantiza la objetividad del conocimiento” (Negrete, 2000, p. 56). El observador quedaba excluido y la realidad u objeto existía independientemente del sujeto.
Pero el nuevo paradigma metafísico que ofrece la física cuántica reintroduce al sujeto que observa “presentando un cuadro de la realidad en el cual el observador y lo observado están íntima e inseparablemente interconectados” (Gómez et al., 2015). Esto significa que nosotros, con el simple acto de observar, determinamos el estado de la realidad observada, ¡somos co-creadores! Materia y conciencia están unidos y esto significa que tú sí puedes afectar tu realidad; en este mundo que nos presenta la nueva física, todo está interconectado y nada es casual sino caUsal. Vamos, ponte manos a la obra ya mismo y corta los hilos imaginarios de esa marioneta que creías que eras porque no eres un títere del azar sino el creador, maestro y dueño de tu vida y tu destino.
Está muy bien que tengas objetivos claros en tu mente, que tengas nuevas metas y propósitos para el nuevo año, pero por favor, haz también el importante ejercicio de averiguar qué es lo que te está impidiendo llegar. Una pista: en un universo en el que, como te acabo de explicar, tu mente afecta y crea la realidad que observas, lo que tienes que descifrar es qué pensamientos y creencias te están frenando (por ejemplo: “yo nunca encontraré el amor”; “para estar delgado hay que morirse de hambre y pasarse la vida en el gimnasio”; “es imposible encontrar un buen trabajo”, etc.).
Empieza Con Este Ejercicio
Una vez localizas todo eso que no te sirve, hay diversas técnicas que pueden ayudarte a sacarlo de tu cabeza. Puedes empezar con un ejercicio muy sencillo:
- primero apunta todas esas creencias que te están limitando en la toma de acción hacia tu objetivo (del tipo de las que te he puesto unas líneas más
arriba: “no soy lo suficientemente inteligente”, etc.)
- cuando creas que ya has encontrado y anotado todas las creencias, vas a ir anotando al lado de cada una de ellas su contra-creencia. Por ejemplo, para el caso de “si quiero estar delgado tengo que morirme de hambre” podrías apuntar: “soy una persona delgada porque mi actitud hacia la comida es saludable y funcional; sé darle a mi cuerpo lo que necesita, cuando lo necesita”. Es importante que la contra-creencia esté formulada en presente y en positivo (no introduzcas “no”).
- el siguiente paso es coger todas las contra-creencias que has anotado y apuntarlas en varias hojas de papel que irás dejando en los lugares por los que suelas pasar o estar mucho tiempo (en la puerta de la nevera, en el espejo del baño, en tu cartera, en el salón…). Se trata de que las leas todos los días y varias veces al día, si puede ser. No importa que al principio no te creas mucho lo que estás leyendo, estás desafiando a tu mente. Tus contra-creencias han de ser retadoras ¡pero no estresantes! Si este es el caso, rebaja un poco tus expectativas y empieza con contra-creencias que presionen lo justo.
Cuando consigues hacer las paces con toda esa basura mental con la que hemos sido programados, tu mente será tu mejor aliada; trabajará a tu favor y llegarás al punto en el que no tendrás que esforzarte, simplemente todo fluirá porque estarás yendo en piloto automático hacia tus sueños.
Te reencontrarás contigo mism@, empezarás a moverte entre la alegría y la tristeza, el amor y el odio, la euforia y la apatía sin verte atrapad@ en ninguno de sus extremos. Dejarás de ser utilizado por los acontecimientos y pasarás a ser el maestro de tu día a día, usando todo lo que se te presente a tu favor, para tu evolución y crecimiento, para llegar a donde quieres llegar.
Sean cuales sean tus propósitos para este nuevo año, te deseo que te encuentres, que saques del desván lo que no te sirve y empieces a ver en tu realidad ese sol que siempre se te aparece en sueños.
¡Feliz Año Nuevo!
Luz
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Referencias:
Gómez, E. N. G., Gómez, R. A., de Jesus Cervantes Romo, M., De la Mora Pérez Arce, R. A., Rosas, M. R. E., Gutiérrez, M. T., Najmanovich, L. P. (2015). Diálogos sobre transdisciplina: Los investigadores y su objeto de estudio: ITESO. Negrete, P. (2000). La Mónada: de la Filosofía Natural a la Metafísica
