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En Una Sesión De Coaching…
Llevaba un tiempo con un coachee, indagando en qué era aquello que le impedía llegar a su meta. De hecho, no sólo no llegaba sino que, a pesar de su fuerte deseo de conseguir lo que se había propuesto, ni siquiera conseguía ponerse en marcha. Sus niveles de frustración y estrés iban en aumento y por eso decidió ponerse en contacto conmigo.
Aún hoy, después de tantas sesiones a mis espaldas, sigo sorprendiéndome y quedándome maravillada con la infinidad de oportunidades que ofrecen los procesos de coaching. En el caso particular de este cliente, poder ver cómo sonreía mientras se daba cuenta de algo que para él era esencial en su evolución, es algo mucho más que gratificante; es ser testigo del crecimiento de un ser humano y de la evolución de la vida <3
Como ya habíamos tenido varias sesiones, yo ya conocía bien a mi coachee; sus inquietudes, sus deseos, su forma de ver y sentir la vida… Estaba muy familiarizada con su historia así que sabía muy bien que el libro que le sugerí leer podría provocar en su cabeza ese “click” que él estaba buscando y que le permitiría, por fin, salir de la trampa que le mantenía bloqueado desde hacía bastante tiempo.
Cuando Algo En Tu Mente Hace «Clic»
Y así sucedió, hablando con él en nuestra última sesión, me comentó que se había dado cuenta de algo que a él le suponía un verdadero problema en su relación con su pareja, su familia y con las personas en general. Me dijo que
“a veces, cuando me preguntan o me comentan algo, respondo con lo que a mí me gustaría que sucediese o con lo que yo considero que es la mejor opción y eso provoca que, con algunas personas, yo acabe imponiendo mis deseos; ¡y sucede sin que me dé cuenta!”
Estaba realmente sorprendido. Decía que cuando interactuaba en una conversación no era su intención “salirse siempre con la suya” sino que simplemente pensaba en aquella popular frase:
«es mejor pedir perdón que pedir permiso»
Esto a él le había ayudado en el pasado a no dejar de hacer lo que él quería (lo cual tampoco es que sea necesariamente malo). Pero ahora, además, se daba cuenta de que no estaba reconociendo al otro en sus relaciones; no trataba de comprender qué le estaba diciendo o pidiendo la persona que tenía en frente, sino solo satisfacer su propia idea de la mejor solución para la situación.
Después de su momento “ajá”, también le hice saber que era muy importante que se perdonase a sí mismo. Él lo estaba haciendo en todo momento lo mejor que podía con los recursos de los que disponía y de nada serviría culparse por algo que, de algún modo, también le había servido en su caminar por la vida. En este sentido, le invité a que pensara que las personas ante las que él llegaba a imponer su voluntad y criterio también tenían que hacer su propio trabajo de auto-descubrimiento y averiguar cuál era el motivo por el que «permitían» que esto ocurriera.
¡Empieza a Vivirlo Tú También!
¿Era esta la meta de mi coachee? No, esto sólo fue un “bonus” en el excitante camino de su proceso de coaching. Fue algo que no esperaba y que, de hecho, le dio ese primer impulso que necesitaba para empezar a caminar hacia su destino. Hoy dice que se “nota” diferente, que ya no es el mismo, para bien; me cuenta que están ocurriendo muchas cosas en su interior y que puede reconocer todos esos cambios como la sintomatología de un profundo proceso de toma de conciencia y evolución. “Empiezo a creer que, de verdad, todo es posible, todo se puede hacer, puedo lograr cualquier cosa; puedo hacer, ser y tener todo lo que yo quiera”.
Apasionante, ¿verdad? El viaje en esta vida es mucho más de lo que pensamos, mucho más de lo que nos han contado. Te invito a que te abras a la posibilidad de experimentar la vida mucho más allá de las fronteras de tu conocimiento.
¿Por dónde vas a empezar? Me encantaría que me lo contases, déjame un comentario abajo, por fa 😀 ¡Adelante!
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