¿Te reconoces en esta frase, no me gusto? Desde hace varios años, ya no; pero hubo una época en la que ese no me gusto resonaba en mí con una asiduidad cargante y angustiosa. Afortunadamente, hoy es un mensaje que apenas oigo y, cuando aparece, lo escucho tenue y sin lustre.
Amarse incondicionalmente es un camino que merece mucho la aventura emprender. La recompensa es dulce y preciosa: poder ir dándote a tí mismx todo el amor que crees que sólo puedes encontrar en el exterior. Es ese reencuentro con el infinito amor que existe en tí. Lo que sucede es que hemos ido perdiendo el contacto con esa capacidad innata por diversos motivos y experiencias, ya sean las de esta vida y/o las que nos han legado nuestros ancestros.
La falta de amor hacia unx mismx puede manifestarse de muy diversas formas, entre ellas, síntomas físicos resistentes a los tratamientos. Un síntoma que persiste nos está hablando de un conflicto emocional no resuelto. Yo tengo esto muy presente y llevo mi atención a cualquier malestar físico que se mantenga en el tiempo para tratar de averiguar su causa no física y así poder darle la respuesta más adecuada.
En mi caso, por ejemplo, el acné se convirtió en un fiel compañero de viaje desde mi adolescencia hasta hace bien poco. Investigué e investigué y cuando averigüé la principal causa emocional de los granitos exclamé: «¡o sea que no me gusto!«
No Me Acepto Ni Me Amo
Como te decía al comienzo del post, es cierto que hace un tiempo, cuando pensaba en mi persona no lograba quererme del todo, sin condiciones. Recordaba todas las veces que le había hablado mal a alguien o le había herido de alguna forma … Recordaba cuando no había sabido ser humilde y había hablado con cierto tono de menosprecio y desdén. Ese paternalismo, esa insensibilidad y dureza con la que hablé y traté a otras personas …
Y me pesaba, me pesaba tanto que no me gustaba.
¿Por qué me comporté así? ¿Por qué dije lo que dije? Todos estos años de aprendizaje me han servido para hallar la respuesta. Y es paradójica porque resulta que me comporté mal para estar bien, me comporté de aquellas formas para pertenecer, porque buscaba ser amada.
Como te decía, paradójico…
Me Equivoqué y Me Perdono
Pero también he aprendido en todos estos años que es posible comprender y sostener la paradoja en nuestro interior. Es posible equivocarse y seguir adelante, sin anclarse en una culpabilidad desadaptativa que nos deja congelados en aquel momento del tiempo en el que nos equivocamos, sufriendo y castigándonos, sin posibilidad de integrar el aprendizaje y seguir avanzando y haciendo crecer nuestra propia vida.
Yo te confieso que para mí no era algo fácil; aceptar las «patazas» que había metido y seguir adelante, como si nada … Pero a eso le siguieron años de reflexión, terapia y formación. Comprendí que todo tiene una explicación ligada al trauma y a la supervivencia y fue esa misma explicación -no justificación- la que me permitió iniciar procesos en los que la compasión y la aceptación fueron facilitando la reparación.
He podido ir viendo a mi ego, a todas sus partes, con todos sus prejuicios, toda su comprensión -limitada- de la existencia. Y he dejado de juzgar todo lo que veía para comprenderlo y contenerlo. Todas las partes de mí, desde que era muy niña, lo hacían lo mejor que podían y sabían para garantizar mi bienestar y supervivencia. Y eso … Eso es algo que también he aprendido a agradecer de forma genuina.
Sigo Construyendo Mi Existencia
Insisto en todos mis posts: es un camino. No es que ya no juzgue en absoluto y sea capaz de contener y amar el 100% de mí misma. Pero sí puedo sentir en mi cuerpo y ver en mi vida los cambios hacia una mayor paz y equilibrio en mi día a día, ante las diversas circunstancias que se presentan.
Es un proceso en el que cuanto más te gustas, más presente y sólida estás en tí, en tu cuerpo y en tu vida. Y es algo que se hace extensible al exterior, a tus circunstancias y a tus compañeros de viaje. Cada vez observas más y reaccionas menos en este juego de máscaras que es la vida, donde cada cual escogió el disfraz que pudo para protegerse y mantenerse a salvo.
Y vas dejando ir … Estés más o menos de acuerdo con las acciones y/o palabras de los demás, estés más o menos en sintonía con los acontecimientos de este mundo … Vas dejando ir. No significa que no te importe, significa que, a pesar de todo, sabes seguir en tu centro, en tu altar interior. Por tu salud, por la salvaguarda de tu integridad física, psicológica, emocional y espiritual.
En mi experiencia, se construye camino y se vive desde dentro, no desde fuera.
Y sigo caminando, respetando mi historia, aceptándola cada día más, con todas sus luces y también con todas sus consecuencias. Ojalá tú también lo hagas 😉
De hecho, ¿por qué no me cuentas si lo estás haciendo ya y qué tal te está yendo? Vamos, deja abajo tu comentario y compartamos experiencias.
Y si crees que puedo acompanarte en tu camino con alguna de las herramientas de las que dispongo, será un placer iniciar viaje contigo 🙂
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Entrada actualizada el 11/11/23 (fecha primera publicación: 08/04/2018)