¿Conoces los fundamentos de la ley de la atracción? ¿Has leído algo acerca de los nuevos hallazgos de la física cuántica, de cómo el mundo y todo lo que ves en él es la manifestación de nuestros pensamientos? Si no es así, te recomiendo que, antes de leer este post, leas primero este artículo o este otro.
Si ya estás familiarizado con las teorías de la física cuántica, la creación de la realidad material y la ley de la atracción, a estas alturas puede que ya estés convencid@ de que eres el creador de tu realidad. Ya has dejado el rol de víctima, has asumido que no es tan sencillo como que las cosas simplemente te pasan, sino que lo que ves a tu alrededor es el resultado de lo habita en tu mente; ahora ya sabes que tú tienes el control y puedes cambiarlo todo.
Has empezado a realizar algunos ejercicios para sacar de tu mundo interior lo que no le sirve a tus propósitos. Pero nada, no ves que estés avanzando en la dirección que te gustaría y te sientes un poco frustrado: “¿pero por qué no consigo materializar mis propósitos?”
Hay dos errores muy comunes a la hora de empezar a hacer ejercicios para crear la vida que deseas. Presta atención porque si estás cayendo en alguno de ellos, materializar lo que visualizas y afirmas puede resultarte complicado.
Si Envías Dispersión, Recibes Dispersión
Este es el primero y el más común de los fallos, el no ser consistente en el tiempo y en la forma con lo que le envías al holograma cuántico. Es decir, por ejemplo, si cuando realizas tus visualizaciones diarias te centras un día en que quieres tener un piso en la playa y, al día siguiente, visualizas que quieres viajar alrededor del mundo, ahí no estás siendo consistente con respecto al mensaje que quieres mandar.
Has de ser muy, muy concreto, pues en un mundo cuántico en el que todo es información, las posibilidades son infinitas. Por lo tanto, tomando el ejemplo anterior, lo correcto sería que te concentraras en que quieres tener una casa en la playa y, además, realizas viajes alrededor del mundo. Visualiza esa casa desde la que ves el mar y no escatimes en detalles: ¿de qué color es la fachada?, ¿tiene balcón?, ¿qué ves desde las ventanas? Haz lo mismo con tus viajes: ¿qué lugares visitas?, ¿con quién viajas?, ¿en qué medio de transporte? Todas las imágenes que te vengan a la cabeza están bien, no te dejes nada. A mí me ayuda escribirlo y, de paso, elaboro también mis afirmaciones.
Cuando tengas bien claro y con todo detalle qué es lo que te gustaría ver materializado en tu vida, agárrate bien a ello y no lo sueltes hasta verlo realizado. Sé constante y visualízalo todos los días, haz tus afirmaciones y repítelas todos los días. Porque tampoco vale hacerlo un día sí y un mes no. Ha de ser todos los días. Recuerda: consistente en la forma y en el tiempo.
No Te Esfuerces
Cuando visualices, cuando afirmes, cuando medites… No lo hagas como si carecieras de algo y tuvieras que realizar un enorme esfuerzo, haciendo estos ejercicios, para conseguirlo. Al revés, tómatelo como un juego y además, en el proceso, disfrutarás de verdad.
Deja que te lo explique un poco mejor. Para desarrollar esta segunda parte me apoyaré en el genio creativo de Neville Lancelot Goddard, carismático e influyente escritor de la corriente filosófica del Nuevo Pensamiento. También en algunos apuntes muy interesantes que hace Ricardo Moreno al analizar la obra de dicho autor.
Es muy común que cuando nos ponemos a hacer ejercicios de manifestación, ya sea visualizar o afirmar, solamos asumir que lo que deseamos es algo imposible, muy lejano y difícil de alcanzar. Desear entonces se convierte en sinónimo de «no poseo», lo cual, a su vez, genera ansiedad y malestar. Y, como te decía al principio, si ya tienes nociones de cómo funciona el holograma cuántico, habrás deducido que si envías carencia, seguirás recibiendo carencia. Y no es eso lo que queremos, ¿verdad?
Has de saber que, desde el mismo momento en el que un deseo, un propósito o una meta viene a tu mente en forma de pensamiento, ya existe, ya es tuyo, ya lo has creado, ya lo tienes. El hecho de desearlo, el haberlo pensado, es tan solo la señal de alarma que te indica que ya posees ese algo, que ya está ahí para ti, esperándote. Y ahora te preguntarás: ¿cómo que ya lo tengo? De acuerdo, parece que estás preparad@, vamos un poquito más allá.
Existen dos mundos, el mundo de la imaginación y el mundo de la materia (el que puedes experimentar con tus cinco sentidos); o el mundo invisible y el mundo visible; o, utilizando los términos de la Cosmovisión Andina, el mundo de lo sutil y el mundo denso. Llámalos como quieras, pero has de saber que ambos son reales, existen y, no solo eso, sino que además, has de tener presente un matiz muy importante: el mundo visible es gobernado por el mundo invisible. Esto quiere decir que, cualquier cosa que desees tener o experimentar en el mundo visible, primero has de tenerlo o experimentarlo en el mundo invisible, así de fácil y divertido.
¿Quieres viajar alrededor del mundo? Ve a tu mundo imaginario, donde tu propósito ya existe y disfruta de ese viaje; imagina qué lugares visitas, en qué medio de transporte viajas, con qué personas compartes esa alegría… ¡Vívelo! Será una experiencia maravillosa y te sentirás estupendamente. Recuerda, primero existe en el mundo invisible y luego, cuanto más vives eso que deseas allí, más forma y color va tomando en la realidad tridimensional. No es que carezcas de eso y lo tengas que crear, es que ya está ahí para ti desde el mismo momento que lo pensaste; tú lo creaste.
Resumiendo, cuando quieras materializar algo en el mundo que captas con tus cinco sentidos, primero ve al mundo de la imaginación, donde las posibilidades son tantas como tú puedas imaginar y cógelo; como yo, que cuando quiero chocolate, voy primero a la despensa para tenerlo 😀 Ve tú también a la despensa de tu imaginación y coge de allí lo que desees. Cuanto más vayas a tu despensa y disfrutes al detalle de aquello que quieres materializar, más forma irá tomando en tu vida (sé consistente en tiempo y forma).
Si lo puedes ver en tu mente, lo puedes experimentar con tus sentidos físicos. No hay nada que imagines que no entre en el mundo de tus posibilidades. Ahora ve y vive tus propósitos, primero en tu imaginación y luego ya los verás ir materializándose en tu día a día. ¿Pierdes algo?
Yo me voy a soñar, ¿y tú? ¡Hasta luego!
Luz
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Post’s Images: El Viaje de Luz