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En el anterior post, «Sobre el Fracaso», proponía que en realidad el hecho de fracasar es sólo una cuestión de perspectiva y que, si adoptamos la correcta para nosotros, cada vez que nos topemos con un contratiempo o una dificultad, seguir adelante no será traumático y doloroso. Fracasar puede ser visto tan sólo como una forma de aprender y de hacerse con los conocimientos necesarios para seguir avanzando y subiendo peldaños en la escalera del éxito.
Una persona que leyó el post me planteó la siguiente cuestión:
¿cómo hacer para ver el fracaso como un peldaño más en la escalera, y no como una gran piedra que nos hunde ¿Cómo podemos hacer para cambiar la perspectiva y no dejar que los fracasos nos hundan?
Efectivamente, cuando oyes o lees algo diferente, se remueve algo en tu interior, pero necesitas más; ¿por qué? Por estas dos cosas: mente subconsciente y creencias limitantes. Deja que te explique.
Tu Mente Subconsciente Gana La Batalla
¿Te has preguntado alguna vez por qué a pesar de que deseas hacer algo con todas tus fuerzas, no lo haces? O también: ¿por qué he vuelto a hacerlo si en realidad no quería? Aunque tu deseo es mejorar, tu comportamiento parece que va en la dirección contraria y tú te sientes un mero espectador de tu propia vida; no tienes control sobre tus patrones y conductas contraproducentes, ¡es el colmo!
En realidad, lo que ocurre es que actúas en base a lo que crees y gran parte de tus creencias se formaron antes de que tuvieras 7 años. Esto se debe a que, hasta los 6 años de edad, la actividad cerebral de los niños se desarrolla principalmente en el rango de frecuencias de las ondas Delta y Theta; es decir, en una especie de estado hipnótico donde toda la información que reciben es interiorizada y grabada en el subconsciente sin cuestionamientos de ningún tipo.
Además, también tenemos interiorizadas las informaciones del colectivo y todas las experiencias, pensamientos y creencias de nuestros ancestros. Como ves, ya venimos fuertemente condicionados.
Interesante, ¿verdad? Vayamos un paso más allá. La primera vez que yo tuve acceso a esta información pensé: pero si, a día de hoy, yo creo que puedo hacer esto, ¿por qué me encuentro, una y otra vez, saboteando mis propios planes? Fácil. Lo crees a nivel consciente, pero lo que ocurre es que, en tu día a día, al menos el 95% de tus pensamientos, decisiones y comportamientos están regidos por la mente subconsciente. La mayoría de nosotros estamos al tanto de nuestras creencias y comportamientos conscientes, pero no de los que están en la parte del subconsciente. Nuestra mente subconsciente le gana la batalla a la consciente, por eso tienes la sensación de no tener el control sobre tus acciones. El doctor Bruce H. Lipton, biólogo celular estadounidense, lo expresa de esta manera:
[e]l subconsciente es un procesador de información un millón de veces más rápido que la mente consciente y utiliza entre el 95% y el 99% del tiempo la información ya almacenada desde nuestra niñez como un referente. Por eso cuando decidimos algo conscientemente como, por ejemplo, ganar más dinero, si nuestro subconsciente contiene información de que es muy difícil ganarse la vida, no lo conseguiremos (Lipton, 2014).
La Clave Está En Las Creencias
Esto me trae de nuevo al tema de este post: ¿cómo hacer para cambiar nuestra realidad? Cambiando tu perspectiva cambiarás tu historia. Y tu perspectiva está íntimamente relacionada con tus creencias. Pensamos que experimentamos el mundo tal y como es. Pero lo cierto es que hay “tantos mundos” como personas habitan en él. Cada uno vive y siente su mundo en función su programación. Nuestro entorno más cercano, nuestros ancestros, incluso personas que ni conoces… Todos nos comunicaron su particular versión del funcionamiento del mundo y de la vida: quiénes somos, hasta dónde podemos y no podemos llegar, lo que es justo y lo que no lo es, lo que está bien y lo que no lo está…
Luego fuimos combinado toda esta información con nuestra propia experiencia vital y hemos llegado a unas conclusiones que hemos catalogado como verdad absoluta. Esas verdades son nuestras creencias, nuestra particular perspectiva. Pero recuerda, como digo en el post anterior, nadie posee la verdad absoluta, sino tan sólo su propio concepto de ella.
¡Sí! ¡Se Puede Cambiar!
Lo bueno es que las creencias se pueden cambiar. A veces basta con sumergirse en la lectura o el visionado de todo aquello que desafía nuestras creencias limitantes e insistir, como un buen estudiante. Las afirmaciones positivas de la autora norteamericana Louise L. Hay siguen esta lógica. Muy relacionada también con la faceta lingüística está la PNL o Programación Neurolingüística que ha demostrado ser altamente efectiva a la hora de transformar las emociones y las conductas asociadas a las mismas (y, por ende, los resultados que obtienes en la vida).
A mí, personalmente, lo que mejor me ha funcionado hasta ahora es el “tapping” o EFT (siglas en inglés para referirse a Emotional Freedom Technique o, en español, Técnicas de Liberación Emocional). También he probado la técnica PSYCH-K® con muy buenos resultados. Otras herramientas muy poderosas son la meditación (me resuena el estilo de Eckhart Tolle), la visualización y los rituales simbólicos de la Cosmovisión Andina. Iré ampliando información sobre todo esto en siguientes posts 😉
En definitiva, si quieres cambiar, puedes cambiar 😉 ¡Ojo! El cambio no es más que movimiento, no lo confundamos con expresiones tan populares como «dejar de ser uno mismo». Tu esencia fue, es y siempre será la misma: somos gotas de la presencia universal que evoluciona armónicamente a través del movimiento, el cambio y la experimentación constantes de sí misma. No traicionarás lo que eres, tan solo dejarás atrás barreras conceptuales de un ego construido. Tú eres mucho más que un ego con programaciones…
Espero que este post te haya resultado útil 😉 Y tú… ¿Qué piensas acerca del cambio? Dame tu opinión, ¡ya sabes que me encanta leer tus ideas!
Referencias:
Lipton, B. H. (2014). «Lo que pensamos varía nuestra biología». La Vanguardia. Retrieved from LaVanguardia.com website: http://www.lavanguardia.com/lacontra/20110909/54213913374/lo-que-pensamos-varia-nuestra-biologia.html
