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Hoy uno de mis coachees empezó su sesión pidiéndome que “no me enfadara”. ¿Enfadarme? ¿Por qué? – le pregunté -. Me dijo que había tenido visita de sus familiares y que, durante esos días, no había adelgazado tanto como en semanas anteriores. Yo le pregunté: ¿es que has adelgazado? Él me respondió que sí, pero que menos. Yo le dije que lo celebrara porque acababa de aprender que adelgazar no significa aislarse y tampoco es incompatible con tener vida social.
Te Encontrarás Con Retos…
A su vez, el hecho de que me pidiera que no me enfadara me hizo preguntarme algo: ¿deseaba él, de verdad, el cambio definitivo de estilo de vida en el que se había embarcado? ¿lo hacía sólo por y para él? ¿o estaba intentando adelgazar para aliviar algún tipo de presión externa? Me aseguró que lo hacía porque realmente quería, que no sentía presión por ninguna parte y que era una cuestión de superación personal. Recuérdalo tú también: todo lo que hagas es para ti, para tu beneficio; ni para el mío ni para el de ninguna otra persona, sólo para ti.
Lo reformuló: «me encontré con un reto y no estoy seguro de haberlo superado bien». Entonces le seguí preguntando: ¿tú cómo te sientes con respecto a la aventura que has comenzado?; ¿estás satisfecho con cómo vas haciendo las cosas? La respuesta a esta pregunta era lo verdaderamente importante y no el hecho de si se había ceñido a su plan mejor o peor. Me contestó que se sentía satisfecho y tranquilo. No sé qué has hecho –le contesté– pero si te sientes satisfecho y tranquilo, está bien hecho 🙂
¡Puedes Salir Victorioso!
Y, efectivamente, bien hecho estaba porque me estuvo contando que se sentía orgulloso del hecho de haber adelgazado, aunque fuera menos, durante la visita de sus familiares. Esto para él era todo un triunfo porque, según lo que me comentó, cuando se ve rodeado de gente tiende a comer más y, esta vez, aunque comió más de lo que venía comiendo normalmente, trató de dejar de lado todos esos alimentos de los que le había hablado en sesiones anteriores y que perjudican tanto su pérdida de peso como su salud (alimentos refinados, pre-cocinados llenos de químicos peligrosos y carnes no orgánicas).
Cuando le apetecían dulces, se los hacían él y su mujer en casa (les gusta buscar recetas en internet y experimentar); cuando comían fuera, elegía platos llenos de verduras al horno, patata asada y carne o pescado y le dejaban bien satisfecho; si tocaba hacerse bocadillo, él usaba el pan integral y añadía una tortilla francesa, de patata o boniato o un filete con pimientos verdes asados y unas rodajas de queso halloumi. Y si sentía “gula” y le apetecía picar entre horas echaba mano de los snacks saludables que le había sugerido en otras sesiones (chocolate negro, frutos secos al natural o tostados sin sal, tortas de arroz, chips de coco, plátano o cualquier otra fruta que le gustase, tahini…).
Me lo contaba todo muy contento; me dijo que el conocer la realidad de lo que se mete a la boca le estaba ayudando a no sentir tantas ganas de comer ciertas cosas y a hacer elecciones más conscientes e inteligentes. También me comentó con asombro cómo el introducir alimentos crudos e integrales -o enteros- en su dieta le ayudaba a saciarse antes y, en general, a comer menos en el día.
Mi coachee pudo comprobar cómo sus nuevos hábitos no sólo le habían ayudado a perder de peso incluso en esas ocasiones especiales sino que, además, no sufría nada en el proceso; no sentía que estuviese forzándose a no comer, no sentía que estuviese controlándose. Al contrario, comió todo lo quiso, en la cantidad que quiso. Me dijo: “he comenzado un estilo de vida sin vuelta atrás porque realmente me gusta, me satisface y me siento libre”. ¡Qué alegría! 😀
En esta sesión también hablamos de las causas que le hacían comer más cuando había gente. Le comenté que esto está muy relacionado con sus pensamientos y con su sistema de creencias. Aquí ya entrábamos en terreno hasta ahora desconocido para él. Si quieres saber más acerca de este tema, lee este post y este otro 😉
¿Cómo vais vosotros con vuestra aventura? ¿Estáis encontrando algunas dificultades? ¿Se parecen a las de mis coachees? Y alegrías… ¿tenéis alguna que compartir? ¡Vamos!, estoy deseando que me lo contéis, dejad abajo vuestros comentarios 😉
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